La parte más difícil de un Erasmus
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Te despiertas un día
y como los 43 anteriores, no estás en tu casa, en España, sino que tienes un día más que sumar
a tu Erasmus, te acuerdas que vienen tus padres, que las personas sin las
que nunca habías vivido van a venir a verte ahora que vives solo. Nervios,
amor, añoranza, ganas de abrazarles, ganas de verles tras tanto tiempo, mil
emociones que te recorren porque es El Día.
Todo esto del
Erasmus, de independizarme, de vivir yo solo, de rodearme de muchísima gente a
la que he cogido tanto cariño, me había hecho perder la noción del tiempo y del
cariño que tienes a las personas de tu vida fuera de todo esto, y es que la
distancia puede con muchas cosas, pero no con el amor de las personas que
quieres de verdad. Es impresionante como con un abrazo y unos momentos con tu
gente sientes todo el cariño que te había faltado durante todo este tiempo.
No solo los
gestos de afecto, sino estar con unas de las personas que más quiero en el
mundo, poder hablar con ellos en persona, cenar con ellos, contarles todo lo
que has vivido y que lo puedan ubicar y saber de qué les hablas porque ya no están
al otro lado del ordenador, es una sensación liberadora e increíble que
necesitaba sentir. Eso vengo a deciros en cada frase y párrafo porque es todo
lo que siento, cualquier amor o sentimiento por nuestros seres queridos puede
con todo, y claro que vamos a tener bajones todos, pero tenemos que seguir
adelante porque la distancia no va a hacer que dejes de querer a tu gente ni
que pares de echarles de menos.



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