La parte más difícil de un Erasmus

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Te despiertas un día y como los 43 anteriores, no estás en tu casa, en España, sino que tienes un día más que sumar a tu Erasmus, te acuerdas que vienen tus padres, que las personas sin las que nunca habías vivido van a venir a verte ahora que vives solo. Nervios, amor, añoranza, ganas de abrazarles, ganas de verles tras tanto tiempo, mil emociones que te recorren porque es El Día.

No suelo ser una persona que exprese demasiado sus sentimientos ni nada parecido, pero esta experiencia no deja de sorprenderme de cómo te hace sentir para bien, no solo por haber empezado a vivir solo y los sentimientos por gente hasta hace dos meses desconocida, sino también por cómo te cambia por dentro y como te hace percibir las cosas y procesar los sentimientos. Por eso puede parecer algo absurdo ponerse nervioso por ver a tus padres cuando llevas toda la vida con ellos y yo especialmente que no estoy independizado, pero realmente, llevaba 43 días más o menos, sin verles en persona, sin tocarles y sin sentirles cerca, por eso el camino al aeropuerto se me hizo largo, escuchando música, nervioso, iba a verles de verdad, llegué al aeropuerto pronto porque no podía esperar más en casa de las ganas, espero, ATERRIZAJE PREVISTO A LAS 19:40, voy al baño, me doy una vuelta, ATERRIZADO, casi ya, tienen que llegar ya, son ellos, van a salir… y si, tras un montón de gente, ahí estaban mis padres que ni se podían imaginar las ganas que tenía de tenerles aquí.

Todo esto del Erasmus, de independizarme, de vivir yo solo, de rodearme de muchísima gente a la que he cogido tanto cariño, me había hecho perder la noción del tiempo y del cariño que tienes a las personas de tu vida fuera de todo esto, y es que la distancia puede con muchas cosas, pero no con el amor de las personas que quieres de verdad. Es impresionante como con un abrazo y unos momentos con tu gente sientes todo el cariño que te había faltado durante todo este tiempo.

No solo los gestos de afecto, sino estar con unas de las personas que más quiero en el mundo, poder hablar con ellos en persona, cenar con ellos, contarles todo lo que has vivido y que lo puedan ubicar y saber de qué les hablas porque ya no están al otro lado del ordenador, es una sensación liberadora e increíble que necesitaba sentir. Eso vengo a deciros en cada frase y párrafo porque es todo lo que siento, cualquier amor o sentimiento por nuestros seres queridos puede con todo, y claro que vamos a tener bajones todos, pero tenemos que seguir adelante porque la distancia no va a hacer que dejes de querer a tu gente ni que pares de echarles de menos.






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